Hacia un movimiento nacional, popular y antirracista
El racismo es una construcción ideológica heredada, en el territorio argentino, de la identificación, clasificación y estratificación raciales instituidas por la colonización española como ejes de organización social, y aún no subsanadas por la República. Se expresa en tres niveles (estructural, institucional e individual), y desde la política tenemos el desafío de desarticularlo.
El racismo estructural, la interacción de políticas y prácticas institucionales que distribuyen ventajas y desventajas a los diferentes grupos sociales (que se acumulan de generación en generación), representa serios límites a la democracia, al goce pleno de los derechos civiles, políticos y humanos. Las desventajas acumuladas históricamente, se traducen en inequidades económico-sociales y políticas (falta de representación política, brecha de riqueza, acceso a la tierra, vivienda, encarcelamiento, mortalidad infantil, violencia institucional, etc), las cuales guardan estrecha relación con el origen étnico-racial de los grupos: las poblaciones originarias y afrodescendientes son los grupos más vulnerados.